domingo, 27 de julio de 2008

La Guerra De Arauco: Siglos XVII Y XVIII

El ejército de encomenderos terminó con una gran derrota española en Curalaba (1598). Junto con la muerte del gobernador Martín García Oñez de Loyola y su hueste, también ocurrió la destrucción de las ciudades al Sur del Biobío, como La Imperial, Valdivia, Angol y otras.
Guerra Ofensiva, Frontera y Ejército Permanente
Correspondió al gobernador Alonso de Ribera, a principios del S. XVII, defender la línea de Frontera en el Biobío. Para ello el gobernador ideó una estrategia que consistía en la construcción de numerosos fuertes en dicha línea, quedando claro que se avanzaría en el caso de que las reducciones cercanas fuesen sometidas. Alonso de Ribera junto con esta estrategia pidió la creación de un ejército profesional permanente, en reemplazo del ejército vecinal de escasa disciplina y táctica militar. Dicho ejército fue financiado desde el virreinato del Perú con el envío del Real Situado, aporte consistente en dinero y especies.
El Real Situado dinamizó la empobrecida economía colonial, al permitir crear en Chile un mercado consumidor de productos agrícolas y de manufacturas que antes no existía. Esto activó la producción en Chile, especialmente a fines del siglo, cuando se regularizó la llegada de dinero. Por otra parte, el ejército permitió a los agricultores dedicarse por entero a su actividad, puesto que ahora no tendrían que ir a la guerra, lo que redundó en mayor incremento de bienes de producción en el mercado. En el S. XVIII, el Situado comenzó a llegar ocasionalmente.
Guerra Defensiva:
En 1608 Felipe III dictó una cédula real que permitió la esclavitud de los indígenas de guerra haciendo caso de la necesidad de mano de obra que reclamaban los españoles. Esto se tradujo en incursiones de españoles en territorio araucano provocando el consiguiente abuso y maltrato hacia los naturales. Frente a esta realidad, el sacerdote Luis de Valdivia luchó y consiguió que se aprobara la denominada Guerra Defensiva, que consistía en suspender toda incursión tras la línea del Biobío dejando para los sacerdotes la labor de evangelización persuasiva; el plan comprendía la supresión del servicio personal en las encomiendas.
Este sistema que legalmente tuvo vigencia entre 1612 y 1624, fue impracticable por diversas razones, especialmente por la incomprensión de los indígenas y la necesidad de mano de obra argumentada por los españoles. Diversas razones, entre ellas la muerte de tres jesuitas, hizo fracasar la guerra defensiva; se volvió a las incursiones violentas y además la esclavitud se siguió practicando hasta la segunda mitad del siglo XVII.
Guerra Lucrativa
La necesidad de proveer de mano de obra indígena para trabajar en la región central, determinó la búsqueda de prisioneros en la Araucanía. Amparados en la real cédula de 1608, destacamentos españoles comenzaron a internarse en tierras aborígenes para hacer esclavos a los naturales que presentasen resistencia. También se abusó capturando a indígenas que estaban en paz, incluyendo a veces a mujeres y niños. Estas capturas se transformaron en un gran incentivo económico lucrativo que dinamizó las campeadas del ejército
La crueldad de estos procedimientos solía desatar la venganza de los araucanos transformando la lucha en algo interminable. Uno de los momentos más graves de la Guerra de Arauco se vivió en 1655 cuando el gobernador Antonio de Acuña y Cabrera, símbolo de los gobernantes decadentes del siglo XVII, permitió una verdadera cacería de indígenas con el pretexto de castigar algunas reducciones, siendo el verdadero propósito lucrar con los naturales cautivos vendiéndolos como esclavos.
Parlamentos
Entre las formas de relación, entre ambos bandos, no todo fue Guerra, un ejemplo de aquello, fueron los parlamentos.

En 1639 asume el poder un nuevo gobernador, Francisco López de Zúñiga, partidario de buscar un entendimiento con los araucanos, apoyado por los jesuitas. En 1641 realizó una gran reunión o parlamento de Quilín con los principales jefes mapuches, donde hubo grandes banquetes, discursos, regalos y promesas de paz y amistad por ambos bandos. Los españoles reconocieron la libertad de los araucanos en sus territorios y estos permitieron el ingreso a la Araucanía de sacerdotes misioneros.
Sin embargo, estos planteamientos incluían solo al grupo familiar, por lo que los que no estuvieron presentes continuaban con los malones en forma aislada, a lo que los españoles respondieron con nuevos ataques, convirtiendo a la frontera del Biobío en una región en continua guerra.
Muchos parlamentos se llevaron acabo durante este período para alcanzar la paz entre ambos sectores; sin embargo, ninguno dio frutos.






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